Asdfasdf - Si en verano no pillas...

Si en verano no pillas...

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Si en verano no pillas...

 Es en verano cuando la mayoría de las personas disfrutan de las vacaciones y, por tanto, del descanso, del tiempo libre y de la diversión. Estos factores, junto con la influencia positiva que el sol y la luz tienen en las hormonas que determinan el comportamiento sexual, hacen que se produzca un aumento del deseo sexual.

Descanso y tiempo libre

Durante el año no faltan ocasiones en las que el estrés se apodera de nosotros. Pasamos por situaciones complicadas en el trabajo y cuando llegamos a casa estamos demasiado cansados. Queremos estar con nuestra pareja, pero apenas hay fuerzas y tiempo para algo diferente a lo habitual.

Cuando estamos bajo estrés, somos más irritables y tendemos a ser más negativos. Por lo general, nos fijamos más en los errores y defectos de quien nos rodea. Esto afecta especialmente a nuestra pareja que, además de soportar nuestra irritación, soporta cómo interpretamos mal lo que nos dice o hace. Incluso puede llegar a parecernos que todo lo que hace está mal.

En vacaciones todo es diferente. La tensión y el estrés desaparecen. Tenemos tiempo para estar con nuestra pareja, para conversar, divertirnos y disfrutar el uno del otro. Rompemos la rutina y no estamos sujetos a horarios, estamos relajados y con deseos de estar juntos. Las circunstancias son favorables y las ocasiones para un encuentro sexual se multiplican.

Tener tiempo libre para descansar y disfrutar de actividades sociales es fundamental para unas buenas vacaciones. Hay que aprender a relajarse y disfrutar del tiempo de ocio. Así lograremos también una vida sexual más enriquecida, ya que la diversión y la relajación que nos proporcionan las vacaciones favorece al deseo sexual.

Hormonas, un factor que influye

Son muchas las hormonas que intervienen en la realización del acto sexual. La testosterona, hormona masculina por excelencia, estimula el deseo sexual, alcanzando sus niveles máximos al final del verano. Esta hormona responde a los estímulos de la luz, lo que explica, entre otras razones, el aumento que se produce del deseo sexual en el periodo estival.

Serotonina y endorfina son hormonas que producen sensación de placer. Pueden aumentar por diversos estímulos como la alimentación, el ejercicio físico y la luz. Al ser estimuladas también por la luz, guardan relación con los ciclos estacionales, aumentando en primavera y verano, también guardan una relación inversamente proporcional con la depresión y con la falta de estímulo sexual.

Las ferhormonas son hormonas que produce nuestro cuerpo y que afectan a nuestro comportamiento sexual. Son las responsables de la atracción que surge con el sexo opuesto. Hay investigaciones que demuestran que personas con secreción de ferhormonas más altas tienen un mayor atractivo sexual y las relaciones son más intensas y placenteras.

A estas hormonas, al igual que las anteriores, les afecta positivamente el sol y el buen tiempo, por lo que podríamos afirmar que en los meses estivales el deseo sexual es mayor.

Otros factores que influyen

No es un solo factor el que interviene en el aumento del deseo sexual en verano, sino un conjunto de factores entre los que destacamos, además de los hormonales, los siguientes:

- El atractivo físico. Durante el verano el atractivo físico de las personas es mayor. La piel está bronceada y el tipo de ropa generalmente es más favorecedora. Son prendas de vestir más ligeras e insinuantes, con colores muy intensos y estampados alegres y llamativos.

- El descanso, la relajación y el buen tiempo hacen que las personas se sientan alegres y de buen humor. Por lo general, son más sociables y divertidas, lo que invita a relacionarse con los demás y a disfrutar más de cada momento.

- Las salidas nocturnas son mucho más frecuentes que en el resto del año. El clima acompaña y hay muchas terrazas de verano donde puedes pasar un buen rato conversando con tu pareja y creando, de esta forma, un buen ambiente para un encuentro amoroso.

- Es en esta época también donde existen mayores estímulos visuales, principalmente en las playas y piscinas donde la escasez de ropa aviva el deseo sexual.

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